Se denomina leucemia mieloide a la producción fuera de lo normal en la médula ósea de mielocitos, que son un tipo de glóbulo blanco. Como consecuencia, un considerable número de dichas células llegan al torrente sanguíneo sin haber llegado a su estadio de maduración. Debido a que todo este proceso de evolución es lento, se utiliza el término “crónica”.

Leucemia mieloide crónica: ¿a quién afecta?

Las personas de edad más avanzada son las que se ven más afectadas por este tipo de leucemia, aunque

el grupo etario que puede padecerla se halla entre los 20 y los 80 años. No muestra síntomas evidentes y basta un simple análisis de sangre para detectarla. Sin embargo, cuando sí existen signos, por lo general será los siguientes:
– Dolor de huesos.
– Sangrados habituales.
– Satisfacer el apetito con pequeñas cantidades de comida y pérdida del mismo.
– Agotamiento inusual.
– Fiebre.
– Pérdida de peso.
– Dolor o sensación de presión debajo de las costillas en el lado izquierdo.
– Transpiración nocturna.

Diagnóstico

Algunos de los procedimientos para diagnosticar la leucemia mieloide crónica son:
– Exploración física (pulso, presión, ganglios, bazo, abdomen).
– Análisis de sangre.
– Pruebas de médula ósea.
– Pruebas para buscar el cromosoma Filadelfia o el gen BCR-ABL, que es una anormalidad genética asociada a este tipo de leucemia.

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